dissabte, 12 de març del 2011

dimecres, 1 de desembre del 2010

Otro ejemplo

Relacionado con el anterior post, "Acerca del capitalismo", os paso este excelente artículo: http://www.publico.es/culturas/348928/un-mundo-de-gente-rentable

diumenge, 28 de novembre del 2010

Acerca del capitalismo (Prima pars)

Acerca del capitalismo (Prima pars)

"No se trata de cuántos kilogramos de carne se come o de cuántas veces al año pueda alguien ir a pasearse a la playa, ni de cuántas bellezas que vienen del exterior puedan comprarse con los salarios actuales. Se trata, precisamente, de que el individuo se sienta más pleno, con mucha más riqueza interior y con mucha más responsabilidad" (Che Guevara)
“Masa es todo aquel que no se valora a sí mismo -en bien o en mal - por razones especiales, sino que se siente “como todo el mundo”, y, sin embargo, no se angustia, se siente a sabor al sentirse idéntico a los demás” (Ortega y Gasset)
“Me parece que tu amas verdaderamente aquello que buscas y pretendes con todo tu deseo, si es que esperas encontrar el verdadero gozo de ti mismo. Pues con ello me has señalado tu vida. Lo que tú amas, lo vives. Este amor dado es justamente tu vida, y la raíz el asiento y el centro de la misma.” (Fichte).
No valoramos lo que tenemos”, frase que se valió un debate en la clase de Primero de ESO.

A mis alumnos, sobretodo los de Primer Curso de ESO... aunque no sepan, ahora, qué dice.

Me han pedido un artículo acerca de la actualidad y creo que una de las pocas actualidades que, además de presente es efectivamente actuante en nuestros días -más en nuestros actos que en nuestras cabezas-, es el sistema económico capitalista.
No voy a hacer otro de los innumerables análisis del sistema capitalista que realizan los economistas advirtiéndonos o bien de la salud o enfermedad del mismo, sino que voy a intentar entrar en él desde la Filosofía, en su vertiente ética.
En primer lugar, hace falta entender las palabras, y si han perdido sus sonidos ancestrales, hace falta traerlos nuevamente al presente, para recobrar su sentido, además de saber si nos hemos dejado algo importante por el camino: “ethos” hacer referencia tanto al conjunto de características de la persona humana -carácter- como también al conjunto de costumbres y de usos de una comunidad; posteriormente, el latín esta palabra se traducirá como morada y como moral, con lo que sigue íntimamente relacionado la cuestión de cómo con las actuaciones de cada uno se conforma la persona pero también la “morada”, el sitio en el que vivimos. Y eso es la ética: tanto la configuración de uno mismo, cual artesano con su propia persona, así como los ámbitos o circunstancias en los que colaboramos y creamos realidad social.

Marx definió al capitalismo como el sistema de producción, es decir, forma social del trabajo -manera en que la sociedad se organiza para sobrevivir-, en la que se convierte el objeto en mercancía, un objeto que se vende en un mercado, bajo la ley de la oferta y de la demanda.
Esta definición es sumamente certera y por ello potente para describir lo que nos interesa. Este hecho, diario y cotidiano, de convertir todo objeto en mercancía, significa que en caso del capitalismo global -de alcance universal y omniabarcante-, si alguien o algo quiere ser oído debe estar presente en el mercado, y por ello, debe aparecer o bien en alguna forma de mercancía o bien en referencia a ella -incluido el mismo ser humano.
Para ello quiero proponer algunos ejemplos de cómo todos nosotros estamos dentro de este pensamiento, impregnados por sus categorías, como la forma mercantil de ver el mundo se ha convertido en nuestra forma de estar el mundo y de habitarlo. Son ejemplos de varios ámbitos pero todos vienen a coincidir en que mire donde mire está la estructura mental, y por ello material, del funcionamiento de mercancía como lo único que vale y da valor a la realidad.
  • “Compro, luego existo”, yo sólo tengo valor si compro, si consumo como todos los demás hacen. De ahí que todo individuo sea un engranaje más intercambiable por otro, mientras sólo cumpla el requisito de consumir, y producir con su trabajo. Cuando a alguien la vida le sonríe puede adquirir un buen coche, una casa, y un largo etcétera... Y es esta la manera cómo nosotros podemos afirmar que a alguien “la vida le va bien”, “le funcionan las cosas”. Parece como si todo el resto de aspectos de la persona fueran secundarios o meros anexos a esta capacidad de consumir y de gozar haciéndolo.
  • La libertad se compra: cuanto más dinero tengo, obtenido de la forma que sea -no importa mientras sea reinvertido en el sistema de mercado- más libertad tengo para elegir, no sólo qué poseer y qué ser, sino también para tomarme mi tiempo, más capacidad de acción. Compro, pues, mi tiempo, que ya no es mío.
  • Se acerca la Navidad. Casi toda la felicidad de estas fechas se va a reflejar en la cantidad de regalos intercambiables que nos van a informar sobre los índices de nuestra capacidad para recibir y dar felicidad. Aunque esta felicidad sea efímera, todos vamos a seguir el mismo rito. Es más, es necesario para que el sistema económico mejora, es decir, aumente el PIB.
  • La naturaleza está en peligro, tanto por la contaminación como por la sobrexplotación de sus recursos y biodiversidad. Las herramientas que se proponen para solucionar esta crisis ecológica consisten en modificar nuestros hábitos de consumo para que podamos... seguir consumiendo -y evidentemente, se consume algo más que la mera nutrición y vestido. La naturaleza es aquel almacén del que podemos arrancar todo lo que deseemos para contentar nuestro deseo de ser personas, ergo, de consumir. No parece que pueda haber ninguna aproximación más a la naturaleza que este potencial depósito de materia prima.
  • Las relaciones personales funcionan también como un intercambio: en las relaciones cada vez nos encontramos como contabilidades de “haberes y deberes”, una relación de acciones que se han realizado o se han recibido, sin tener para nada en cuenta a la persona como un todo, por lo que es ella. Ello nos convierte en personas continuamente pendientes de recibir o de dar al que tenemos al lado. El otro no es más que un obstáculo, un impedimento a nuestros deseos, o bien el garante de nuestra felicidad con su aprobación.
  • Y por último, la escuela. La escuela debería ser la transmisora de cultura, además de construir personas aptas para ciudadanía de nuestras sociedades. Además de la dificultad de evaluar estos dos objetivos, aparece otro serio revés para la misma definición de escuela que no la permite funcionar: a la escuela se la paga para que haga lo que yo, consumidor, le digo que tiene que hacer. Yo, como consumidor soy el que decreta qué quiere y cómo lo quiere. Si no se cumple mi pretensión me armo con pretextos legales o bien cambio de centro sin tener en cuenta en ideario del centro, la columna vertebral del mismo y los valores en los que pretenden educar a nuestr@s hij@s. La escuela se ha convertido en un objeto más de consumo, regida por las leyes del mercado, y se le empieza a exigir una eficiencia que, someramente, se calcula mediante papeles rellenados.

Brevemente, no sólo convertimos objetos en mercancía, sino que nosotros mismos somos esa mercancía para un mercado que persigue el beneficio.
Por último, para terminar esta primera parte, déjenme transcribirles un cuento de Anthonny de Mello:
El rico industrial del Norte se horrorizó cuando vio a un pescador del Sur tranquilamente recostado contra su barca y fumando una pipa.
¿Por qué no has salido a pescar?”, le preguntó el industrial.
 porque ya he pescado bastante por hoy”, respondió el pescador.
¿ Y por qué no pescas más de lo que necesitas?”, insistió el industrial.
¿Y qué iba a hacer con ello?”, preguntó a su vez el pescador.
Ganarías más dinero”, fue la respuesta. “De este modo podrías poner un motor a tu barca. Entonces podrías ir a aguas más profundas y pescar más peces. Entonces ganarías lo suficiente para comprarte unas redes de nylon, con las que podrías obtener más peces y más dinero. Pronto ganarías para tener dos barcas...y hasta una verdadera flota. Entonces serías rico, como yo”.
¿Y qué haría entonces?”, preguntó de nuevo el pescador.
 Podrías sentarte y disfrutar de la vida”, respondió el industrial.
¿Y qué crees que estoy haciendo en este preciso instante?”, respondió el satisfecho pescador.

dijous, 26 d’agost del 2010

El "Che"

"No se trata de cuántos kilogramos de carne se come o de cuántas veces al año pueda alguien ir a pasearse a la playa, ni de cuántas bellezas que vienen del exterior puedan comprarse con los salarios actuales. Se trata, precisamente, de que el individuo se sienta más pleno, con mucha más riqueza interior y con mucha más responsabilidad"

(Che Guevara)

divendres, 20 d’agost del 2010

De la naturalesa

Creiem, o prenem com a tals, que els conceptes són simple reflex de la realitat que sentim, en una abstracció de diverses característiques comunes dels particulars que ens donin a entendre les coses.
Aquesta definició pot valer per a conèixer objectes del nostre al voltant com "taula", "pedra", i un llarg etcètera. Però comença a veure's la seva problematicitat en els termes tècnics amb els quals podem transformar la realitat, i que són pura creació humana -encara que verificada en la realitat-, però ja és improbable del tot aquesta explicació per a conceptes com llibertat, com dret, pàtria, nació, justícia, etc. doncs molts d'ells no estan en la realitat i no els podem sostreure de la mateixa, tret que el propi pensament humà es consideri realitat -o es vegi com dador de forma al mateix (idealisme).
No entraré en disquisiciones filosòfiques, perquè l'assumpte ens duria no solament diverses ratlles sinó una discussió de tota la història del pensament humà.
Em serveix aquest breu preàmbul per a aterrar sobre una noció que avui dia està de moda: "naturalesa". Intentar pensar que alguna cosa com la naturalesa global, tota ella, en la seva innumerable presència d'ecosistemes, fins i tot com organisme viu, per favor, demano aclariments. Sobretot sobre l'origen d'aquest concepte, que, com totalitat omniabastant no pot haver-se verificat empíricament; amb la qual cosa, queda exposada a ser considerada com Idea, i per tant, buscar la seva pretesa realitat -almenys com mer ens de raó.
Curiosament, ens de raó, per definició, no té cap possibilitat de constatació fàctica, però si té la capacitat d'actuar com a reguladora -com la noció de dret-, com a sistematizadora de possibles experiències que nosaltres classifiquem com ecològiques -i aquesta és la funció que actualment realitza.
Permeteu-me recórrer a la història de la "naturalesa". Des de fa segles, la Naturalesa ha estat la mare nutridora -i ho segueix sent- de la humanitat. A la mateixa calia arrencar-li l'aliment, en la lluita per la supervivència contra altres espècies. Per descomptat, lluita a mort. En aquesta lluita, l'ésser humà es va trobar amb fams, epidèmies, i un llarg etcètera de nombrosos exemples en els quals s'albira el que la Naturalesa podia fer amb l'home. En les pròpies ciutats antigues i en èpoques pre-modernes, l'humà se separava del natural per la diversa llei que es respecta en ambdues -en pocs casos com alguns sofistes i en l'actualitat a ningú se li va ocórrer naturalitzar les lleis humanes, fer-les equivalents entre si, doncs això hagués suposat la desaparició de la civilització, les característiques de la qual són diverses, però en totes elles es defensava una mica divers a la vida en naturalesa-. Aquesta separació venia representada per la muralla, que defensava, no tan sols d'invasions d'altres éssers humans, sinó també de la llei natural.
Curiosament, en francès "défendre" és igual que defensar, prohibir, ja que la prohibició és vista com una defensa. [Avui es veu el prohibit com covardia o eliminació de la possibilitat d'elecció]
Aquesta visió paisatgística del natural comença a aparèixer quan la naturalesa ja no és vista com amenaça, és a dir, en la maduresa de la Revolució Científica, la Revolució Industrial, on s'aplica el coneixement exacte humà per agafar el natural i posar-li ordre. Amb les primeres bones collites, la desaparició d'algunes malalties, l'augment de la població, aviat l'home verifica el seu saber. ["Begriff" en alemany és concepte, i la seva arrel "begreifen" significa agafar, captar, i quan alguna cosa l'agafo, ho tinc a la mà, faig amb ell el que vull, poso a la realitat a la meva altura, i per això, ja no espanta, ni atemoreix, la puc contemplar].
Malgrat tot, tenim constància que el natural, a part de bellesa que podem observar tranquil·lament mentre passegem -i per tant- que ja hem domesticat en forma de camí o de sentir-nos bé defensats per a poder referir-nos a un ordre natural, podem experimentar paüra, el sublim, quan experimentem l'il·limitat, la forma caòtica del món desbocat, de magnituds gegantesques en un tsunami, un terratrèmol, on se'ns escapa tota possibilitat tècnica de contemplació tranquil·la. Aquesta naturalesa segueix sent "pura", incontaminada, mentre que a la primera li ha passat per damunt la Revolució Industrial.
Demano explicacions, doncs, als naturalistes que aclareixin a quina naturalesa ens referim. A més, no entenc com a hores d'ara poden presentar-se certs sabers com a superiors, l'arrel dels quals prové de l'alquimia, bruixeria o qualsevol altre coneixement on van aparellades les forces ocultes de la veritable naturalesa, els elements de la qual no són mers elements constitutius sinó que es veuen afectats per simpaties entre ells, atraccions i que poden arribar a explicar no ja les malalties sinó també els caràcters. Coneixement que no és democràtic sinó que ve donat per certs dons o revelacions particulars en llocs determinats. Ja no diguem el vernís pseudoreligiós que adopta aquesta noció.
Si actualment ens considerem membres d'una societat post-moderna, en la modernitat de la qual es va desvetllar l'engany religiós explicitant-lo com a vaporositat conceptual del cervell sense cap correlat empíric o bé com a pors ocultes de la humanitat al desconegut -falta de valentia per a afrontar la mort-, siguem fidels a la tradició i no ens deixem colar per la porta de darrere nous misticismes -en els quals incloc la pel·lícula "Avatar", com nova revelació-.
Que calgui viure en un equilibri amb la naturalesa, suposa explicitar els continguts naturals, la seva conceptualització, i a més si ve prescrit com deure moral, ens hem de mostrar davant dels ulls com és la seva finalitat.
De tota manera, i també seguint les lleres de la història, actualment estem alimentant, més que menys, a uns set mil milions d'éssers humans. Tinguin en compte la dada perquè tot el món vol millorar el món però que no li sostreguin gens de la seva comoditat.
Altra cosa ja és la calma de la consciència.

De la naturaleza

Creemos, o tomamos como tales, que los conceptos son simple reflejo de la realidad que sentimos, en una abstracción de diversas características comunes de los particulares que nos den a entender las cosas.

Esa definición puede valer para conocer objetos de nuestro alrededor como “mesa”, “piedra”, y un largo etcétera. Pero empieza a verse su problematicidad en los términos técnicos con los que podemos transformar la realidad, y que son pura creación humana -aunque verificada en la realidad- pero ya es improbable del todo esta explicación para conceptos como libertad, como derecho, patria, nación, justicia, etc. pues muchos de ellos no están en la realidad y no los podemos sonsacar de la misma, a no ser que el propio pensamiento humano se considere realidad -o se vea como dador de forma al mismo (idealismo).

No voy a entrar en disquisiciones filosóficas, porque el asunto nos llevaría no solamente varios renglones sino una discusión de toda la historia del pensamiento humano.

Me sirve este breve preámbulo para aterrizar sobre una noción que hoy en día está en boga: “naturaleza”. Intentar pensar que algo como la naturaleza global, toda ella, en su innumerable presencia de ecosistemas, incluso como organismo vivo, por favor, pido aclaraciones. Sobretodo acerca del origen de este concepto, que, como totalidad omniabarcante no puede haberse verificado empíricamente; con lo cual, queda expuesta a ser considerada como Idea, y por tanto, buscar su pretendida realidad -al menos como mero ente de razón. Curiosamente, ente de razón, por definición, no tiene ninguna posibilidad de constatación fáctica, pero sí tiene la capacidad actuar como reguladora, como sistematizadora de posibles experiencias que nosotros clasificamos como ecológicas -y esa es la función que actualmente realiza.

Permitidme recurrir a la historia de la “naturaleza”.

Desde hace siglos,la Naturaleza ha sido la madre nutriente -y lo sigue siendo- de la humanidad. A la misma había que arrancarle el alimento, en la lucha por la supervivencia contra otras especies. Por supuesto, lucha a muerte. En esta lucha, el ser humano se encontró con hambrunas, epidemias, y un largo etcétera de numerosos ejemplos en los que se vislumbra lo que la Naturaleza podía hacer con el hombre.

En las propias ciudades antiguas y en épocas pre-modernas, lo humano se separaba de lo natural por la diversa ley que se cumplía en ambas -en pocos casos como algunos sofistas y en la actualidad a nadie se le ocurrió naturalizar las leyes humanas, hacerlas equivalentes entre sí, pues ello hubiera supuesto la desaparición de la civilización, cuyas características son variopintas, pero en todas ellas se defendía algo diverso a la vida en naturaleza-. Esta separación venía representada por la muralla, que defendía, no tan sólo de invasiones de otros seres humanos, sino también de la ley natural. Curiosamente, en francés “défendre” es al igual que defender, prohibir, puesto que la prohibición es vista como una defensa. [Hoy se ve lo prohibido como cobardía o eliminación de la posibilidad de elección]

Esta visión paisagística de lo natural empieza a aparecer cuando la naturaleza ya no es vista como amenaza, es decir, en la madurez de la Revolución Científica, la Revolución Industrial, donde se aplica el conocimiento exacto humano a coger lo natural y ponerle orden. Con las primeras buenas cosechas, la desaparición de algunas enfermedades, el aumento de la población, pronto el hombre verifica su saber. [“Begriff” en alemán es concepto, y su raíz “begreifen” significa coger, captar, y cuando algo lo cojo, lo tengo a la mano, hago con él lo que quiero, pongo a la realidad a mi altura, y por ello, ya no asusta, ni atemoriza, la puedo contemplar].

A pesar de todo, tenemos constancia de que lo natural, aparte de belleza que podemos observar tranquilamente mientras paseamos -y por tanto- que ya hemos domesticado en forma de camino o de sentirnos bien defendidos para poder referirnos a un orden natural, podemos experimentar pavor, lo sublime, cuando experimentamos lo ilimitado, la forma caótica del mundo desbocado, de magnitudes gigantescas en un tsunami, un terremoto, donde se nos escapa toda posibilidad técnica de contemplación tranquila. Esta naturaleza sigue siendo “pura”, incontaminada, mientras que la primera le ha pasado por encima la Revolución Industrial.

Pido explicaciones, pues, a los naturalistas que aclaren a qué naturaleza nos referimos.

Además, no entiendo como a estas alturas pueden presentarse ciertos saberes superiores, cuya raíz se desliza a la alquimia, brujería o cualquier otro conocimiento donde van aparejadas las fuerzas ocultas de la verdadera naturaleza, cuyos elementos no son meros elementos constitutivos sino que se ven afectados por simpatías entre ellos, atracciones y que pueden llegar a explicar no ya las enfermedades sino también los caracteres. Conocimiento que no es democrático sino que viene dado por ciertos dones o revelaciones particulares en sitios determinados. Ya no digamos el barniz pseudoreligioso que adopta esta noción. Si actualmente nos consideramos miembros de una sociedad post-moderna, en cuya modernidad se desveló el engaño religioso explicitándolo como vaporosidad conceptual del cerebro sin ningún correlato empírico o bien como miedos ocultos de la humanidad a lo desconocido -falta de valentía para afrontar la muerte-, seamos fieles a la tradición y no nos dejemos colar por la puerta de atrás nuevos misticismos -en los que incluyo la película “Avatar”, como nueva revelación-.

Que haya que vivir en un equilibrio con la naturaleza, supone explicitar los contenidos naturales, su conceptualización, y además si viene prescrito como deber moral, nos debemos mostrar delante de los ojos cual es su finalidad.

De todas maneras, y también siguiendo los cauces de la historia, actualmente estamos alimentando, más que menos, a unos siete mil millones de seres humanos. Tengan en cuenta el dato porque todo el mundo quiere mejorar el mundo pero que no le sustraigan ni un ápice de su comodidad.

Otra cosa ya es la calma de la conciencia.

diumenge, 15 d’agost del 2010

Heidegger

Sólo porque no se oyen los gritos de los niños ni el silencio de los "prisioneros", existe alguna posibilidad de adoptar respecto de los tiempos, como actitud filosófica última una "serenidad" que "deje a las cosas ser". Los devotos del pensamiento del último Heidegger tienen afrontar el hecho de que el mundo - o no-mundo - del Holocausto tendría que haber sido para él un Acontecimiento, pero no lo fue"
Fackenheim, "To Mend the world".